En cada respirar
siento la vida pulsando
siento tu aliento y tu calor
en cada respirar
siento tu luz mi sol, yo siento toda esta bendición
en cada respirar
agradezco y me entrego al sentimiento
en cada respirar
te contemplo con el alma llena de silencio
en cada respirar
vamos creando mundos nuevos, así, abriendo los brazos al viento
en cada respirar, momento a momento
se va tejiendo este presente movimiento sí
Porque aquí ya no existe nada nada más
el pasado se ha marchado y el futuro, está por llegar
y para construirlo pleno y positivo
habremos de tomar
en este instante toda responsabilidad
Amor mío no me dejes volver
a ese abismo del olvido donde el viaje comencé yo
por tu gracia desperté, y como un niño yo te sigo
dónde me lleves iré
amor mio no me dejes caer
en el abismo del olvido donde el viaje comencé yo
por tu gracia desperté, y como un niño yo te sigo
En cada respirar
me devuelves mi destello despojándome del miedo
en cada respirar
me has cubierto con tu manto de consuelos
Porque aquí ya no existe nada nada más
toda duda se ha borrado y tu reino
está por llegar y para construirlo en armonía contigo
habremos de tomar en este instante toda responsabilidad
Amor mío no me dejes volver
a ese abismo del olvido donde el viaje comencé yo
por tu gracia desperté, y como un niño yo te sigo
dónde me lleves iré
amor mío no me dejes caer
en el abismo del olvido donde el viaje comencé yo
por tu gracia desperté, y como un niño yo te sigo
En cada respirar
como un niño yo te sigo
En cada respirar
yo te sigo
Lengualerta
http://www.youtube.com/watch?v=p5jAvTZDTK4
lunes, 18 de marzo de 2013
El hermoso delirio
Si vieras a la que sin ti duerme en un jardín en ruinas en la memoria.
Perdida por propio designio, has renunciado a tu reino por las cenizas.
Quien te hace doler te recuerda antiguos homenajes. No obstante, lloras funestamente y evocas tu locura y hasta quisieras extraerla de ti como si fuese una piedra, a ella, tu solo privilegio.
Allí yo, ebria de mil muertes, hablo de mí conmigo sólo por saber si es verdad que estoy debajo de la hierba.
No sé los nombres. ¿A quién le dirás que no sabes?
Te deseas otra. La otra que eres se desea otra.
¿Qué pasa en la verde alameda? Pasa que no es verde y ni siquiera hay una alameda.
No sé los nombres. ¿A quién le dirás que no sabes?
Te deseas otra. La otra que eres se desea otra.
¿Qué pasa en la verde alameda? Pasa que no es verde y ni siquiera hay una alameda.
Y ahora juega a ser esclava para ocultar tu corona ¿otorgada por quién? ¿quién te ha ungido? ¿quién te ha consagrado?
El invisible pueblo de la memoria más vieja.
El invisible pueblo de la memoria más vieja.
Perdida por propio designio, has renunciado a tu reino por las cenizas.
Quien te hace doler te recuerda antiguos homenajes. No obstante, lloras funestamente y evocas tu locura y hasta quisieras extraerla de ti como si fuese una piedra, a ella, tu solo privilegio.
En un muro blanco dibujas las alegorías del reposo, y es siempre una reina loca que yace bajo la luna sobre la triste hierba del viejo jardín.
Pero no hables de los jardines, no hables de la luna, no hables de la rosa, no hables del mar.
Habla de lo que sabes. Habla de lo que vibra en tu médula y hace luces y sombras en tu mirada, habla del dolor incesante de tus huesos, habla del vértigo, habla de tu respiración, de tu desolación, de tu traición.
Habla de lo que sabes. Habla de lo que vibra en tu médula y hace luces y sombras en tu mirada, habla del dolor incesante de tus huesos, habla del vértigo, habla de tu respiración, de tu desolación, de tu traición.
Es tan oscuro, tan en silencio el proceso a que me obligo.
Oh habla del silencio.
A. Pizarnik
enero 13 (Raquel Ávila) |
Suscribirse a:
Entradas (Atom)